jueves, 27 de agosto de 2015

Reflexiones: Miriam Locascio

Reflexiones VII 

Reflexiones es un espacio para pensar el arte

Una Invitación a mirar

Mi idea es relatar desde mi impresión personal, que veo, como veo y que pienso frente al arte.

Después de asistir a diversas muestras de arte, me siento a escribir que me ha sucedido, que he podido ver, pensar y sentir.

Sin ninguna intención de que mi descripción pretenda ser única o la portadora de la revelación intencional del artista. Ni que este sea el exclusivo modo de abordar un encuentro con el arte.

Las impresiones o los análisis que generan las obras son muy personales y pocas veces coinciden con la intencionalidad, si la hubo del artista que la ha creado.

Tampoco aspiro a realizar una crítica, ya que no soy una persona especializada en esa profesión, solo expresar como me aproximo a los tantos e infinitos lenguajes del arte.



"APUNTES"


MIRIAM LOCASCIO

Sobre mis encuentros con las miradas de los demás integrantes del reino animal
Desde el exterior se anuncia  la muestra, el cortinado de fondo   impide predecir que nos espera al ingresar al espacio de la galería.
Una vez allí, nos recibe un grupo de obras, en un área algo más pequeña y cercana para el espectador, que nos introduce en la narrativa de la artista. A continuación se abre un ámbito de mayor dimensión que permite realizar un recorrido armonioso y ordenado.
Miriam ha expuesto una diversidad de obras elaboradas en distintas técnicas:
xilografías, fotografía digital intervenida, dibujos, y objetos, presentados con originalidad.
En este encuentro de miradas, como se titula la muestra, en donde esos otros son seres pertenecientes al reino animal, se desprende el planteo de la artista: como mira, que elige destacar en cada escena, que fragmento toma, como compone, y por otro lado la devolución expresiva de estos seres a los que les da protagonismo. Para llevar a cabo el desarrollo de  este relato hace uso de una diversidad de recursos visuales, pertenecientes a las disciplinas del arte.
En  sus  grabados se destaca  una impecable xilografía, utilizando colores opuestos en su figura-fondo para guiarnos de un modo preciso a centrar la visión, de la que  emerge la expresión de los animales elegidos o los fragmentos que destaca de ellos. Con un detalle minucioso se adentra en  las formas, y las texturas, en las luces y las sombras que dimensionan sus cuerpos, captados en un momento preciso.
Continuando con la descripción de las obras, aparecen aves agrupadas sobre soportes de diferentes formatos en fotografía digital intervenida agregando un trazo gestual casi de boceto a color, con acercamientos en donde se destacan los detalles de un primer plano y con  alejamientos que llegan a desdibujarlas casi por completo. Estas aves dentro de espacios de oscuridad aparecen y desaparecen, absortas en su mundo, no parecen dirigir la mirada a ningún lugar en particular.
A otro grupo de aves las dispuso recortadas dentro de cajas transparentes, en una actitud similar desenvolviéndose  en un entorno con menor grado de contrastes. Reunidas o dispersas, ocupadas y ensimismadas en su búsqueda deambulan sin notar que son miradas.
 En otras obras, pero esta vez en un soporte plano, participan  animales recortados, que recrean una dimensión con una intención más espacial, congregados espontáneamente, rebasando los límites del oscuro vacio que los contiene, mirando su entorno pero en una completa desconexión ante la presencia de sus iguales. De frente o dando la espalda, algunos en soledad, todos en una serena y paciente espera donde el tiempo no parece importar.
A través la fotografía digital intervenida,  ha realizado dos procesos más que se suman a esta amplitud de recursos para abarcar su relato, una iluminación artificial en las imágenes de este mundo animal presente  y  las imágenes que han sido fragmentadas en piezas para luego volverlas a unir en un todo.
Finalmente sus dibujos en trazos o bocetos, libres, gestuales, con encuadres no convencionales.
Miriam nos comparte, entonces, esta percepción, producto de su mundo de creación hacia aquello que es motivo de su reflexión, y de manera simultánea poder intervenir en este dialogo con nuestra contemplación.
Este dialogo que se centra en las miradas, pero ver, mirar y contemplar son tres palabras que no representan un mismo significado. Ver es una experiencia del sentido de la vista,  ver es recibir una señal. Mirar es lo que hacemos cuando nos detenemos ante algo para poder comprenderlo, cuando miramos no podemos sentirnos ajenos, es sumergirnos en un viaje que nos conduce a una conciencia que  no se termina en la instancia del conocimiento sino en la del encuentro con el otro.
Pero aún necesitamos algo más que es la contemplación solo en ella logramos asimilar algo de manera más plena, es  mirar hacia las zonas más profundas de nuestro interior.
La artista de una manera metafórica utiliza estos animales, que le sirven como vehículos para su dialéctica visual, no fueron elegidos al azar, sus características nos conducen  a la posible lectura de su obra como esa vista pregnante, que se dirige a un lugar que no estamos viendo, y por lo tanto al no mirar no podemos conocer.
Se suceden interrogantes acerca de: ¿Qué miramos? ¿Cómo miramos? ¿Qué elegimos mirar? ¿Miramos? ¿De cuantas maneras se puede mirar? Todas estas preguntas sin duda van a tener múltiples respuestas y a eso apela la artista.
Si miramos porque podemos ver, se puede mirar desde la soledad, desde la multitud, desde uno, desde los otros, desde las partes, desde el todo, desde la luz desde la oscuridad, desde lo lleno desde lo vacio, desde la igualdad, desde lo diferente, desde la textura, desde lo opuesto, desde el color, ver para detenernos a mirar, mirar para encontrarnos y contemplar para aprender y transformar.
Miriam abre desde su poética un sendero para transitar desde la mirada que cada uno pueda contemplar.
                            
                                                                                    Estela Alicia Mancini/13






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